El otro lado de los camioneros: el sacrificio de estar lejos de casa cuando la lluvia prolonga la estadía
Esta tarde a un costado de la Ruta 188, estacionado sobre lo que sería la colectora, que en realidad es el frente de comercios del rubro transporte y agro en General Villegas, se encontraba este chofer cenando justo a la caída del sol.

Su nombre es Hernán Brenig, proviene de Bahía Blanca, donde está radicado, y tiene como destino la localidad de Piedritas.
Está allí desde el sábado en que debía ingresar a un establecimiento pero la lluvia del fin de semana se lo impidió.
Estima que mañana o el miércoles temprano podría acceder y retomar la normalidad del viaje.
Muchas veces criticados, los camioneros en general, atraviesan estas situaciones que requieren de un sacrificio, donde se mezcla lo inevitable con el gusto por conducir, lo que se traduce en una pasión para la mayoría.
Al comentarle acerca de la intención de tomarle unas fotografías, accedió sin inconvenientes a que lo retratáramos en el momento mismo en que se disponía cenar.
Tres perros que lo merodeaban, seguramente buscando comida, que son su compañía en cada comida y el sol detrás del camión que iba marcando el fin del día.
Esta es la vida del camionero, comentó. Lleva 25 años conduciendo camiones y se le nota el gusto por lo que hace.
Como él, muchos, viven con frecuencia, casi a diario esta rutina que suele pasar desapercibida y a veces nos invita a detenernos y observarlos simplemente recordando que esta es la vida del camionero.























