La peligrosa ruta 33 (entre General Villegas y Rufino)

La traza nacional en el tramo indicado volvió a requerir en la mañana de este domingo de la intervención de Bomberos Voluntarios; había ocurrido allí un nuevo accidente (o incidente en este caso).

El vuelco de una Volkswagen Amarok (ver Vuelco de una camioneta en Ruta 33 frente a Est. La Ema) puso nuevamente en escena un debate recurrente y actual. Es peligrosa o la volvemos peligrosa?

Sin que este sea el caso, muchas veces, no tanto como a causa de los pozos existentes, el factor humano es determinante.

Camiones, autos, motos y hasta bicicletas, estas dos últimas lamentablemente en su mayoría con saldo fatal, han estado involucradas en todo tipo de hechos.

Viejas nuevas promesas que se renuevan en cada gestión principalmente provincial y nacional (en este último caso se recuerda la visita del ex Ministro De Vido cuando prometió para los 120 años de General Villegas la construcción de la rotonda en el cruce con la 188, hasta hoy, sin novedad alguna).

No han sido suficientes todos los accidentes y ni las muertes que tiene en su historial contemporáneo la temida ruta 33, ni siquiera para bachearla «seriamente».

En los últimos años sólo se han observado algunos movimientos electoralistas que no diferencian a los de ayer con los de hoy, por el contrario, los empardan (término utilizado para el truco, un juego donde se suele ganar con la mentira), por los que la gente de la zona vuelve a ilusionarse en vano.

A esta altura es importante que la obra diera, mediante anuncios, los primeros pasos para su concreción; un análisis de su situación, un llamado a licitación, etc., etc., etc, pero hay algo que es urgente.

Detallarlo nos volvería a los párrafos anteriores y no se leería nada que no se haya escrito, dicho, mostrado, exigido y prometido durante años; todo está bien sabido y lamentablemente del mismo modo ignorado.

Se puede pensar que faltan recursos, decisión política, tiempo, honestidad o simplemente empatía por lo más importante que tiene este país; el paciente pueblo que sigue recuperando o despidiendo seres queridos sobre el dañado asfalto de la 33 (la misma que une los puertos de Bahía Blanca con Rosario y atraviesa una de las zonas más ricas del planeta).