General Pinto: un menor fue embestido por un auto cuando circulaba por el acceso en bicicleta

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2 Respuestas

  1. PICHON BRUNI dice:

    En la mañana clara, el viento soplaba,
    El niño en su bici, con sueños volaba.
    Mas un Corsa voraz, sin mirar atrás,
    Lo embiste sin piedad, ¡qué triste verdad!

    Fernando Cisarello, documenta el horror,
    Narra la colisión, sin falta de rigor.
    El menor, con lesiones, al hospital partió,
    En el aire flotaba un palpable clamor.

    El debate se enciende, la polémica surge,
    ¿Dónde está la seguridad? ¿Dónde está el resguardo?
    Las calles son un campo de batalla sin tregua,
    Donde la vida se arriesga, donde el peligro acecha.

    Ciclistas y conductores, en este vaivén,
    Deben mirarse, comprenderse, tener empatía también.
    Porque en cada giro, en cada movimiento,
    Se juega el destino, se juega el aliento.

    Que esta historia nos enseñe, que nos haga reflexionar,
    Que en las vías de la vida, hay que aprender a respetar.
    Que el menor de 11 años, en su bici de carrera,
    No sea solo una noticia, sino una lección sincera.

  2. Osvaldo Corazon Gaitan dice:

    En mi querido pueblo, bajo el sol de la siesta,
    Resuenan motos que cruzan con gran fiesta.
    Sus caños de escape, un estruendo sin cesar,
    Vecinos en sus casas, no pueden descansar.

    ¡Oh motos ruidosas, detened vuestro clamor!
    En la paz del pueblo, turbáis nuestro amor.
    ¡Callad vuestros motores, dejadnos soñar!
    La siesta es sagrada, queremos descansar.

    Entre calles y esquinas, el ruido se propaga,
    Los niños asustados, la tranquilidad se apaga.
    ¡Vecinos unidos, levantemos la voz,
    Contra las motos ruidosas, luchemos con gran ferocidad!

    ¡Basta de acelerones, basta de alboroto!
    Queremos paz y silencio en cada rincón remoto.
    En este pueblo tranquilo, la siesta es ley,
    Las motos ruidosas, ¡no nos vencerán!

    ¡Oh motos ruidosas, detened vuestro clamor!
    En la paz del pueblo, turbáis nuestro amor.
    ¡Callad vuestros motores, dejadnos soñar!
    La siesta es sagrada, queremos descansar.

    Con esperanza en el corazón, alzamos nuestra voz,
    Por un pueblo en silencio, donde reine la paz.
    ¡Oh motos ruidosas, en la siesta no estaréis,
    Porque nuestros sueños, queremos proteger!

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