De Suiza al mundo con escala (obligada) en Gral. Villegas
Los protagonistas de esta historia que es una decisión de vida son Renata y Bruno, suizos y «dueños de su vida».
Es que hace 20 años vendieron su empresa dedicada al laminado de mapas, libros y otros elementos, para viajar tal como él le había planteado a ella al conocerse; a los 50 años iría por el mundo viajando, pudo hacerlo desde los 46. Con lo obtenido pueden vivir de este modo.
Los países recorridos de todos los continentes los cuentan por docenas, incluyendo la Antártida.
A nuestra ciudad llegaron esta tarde luego que el embrague se rompiera, motivo que los llevó hasta Embragues Sergio en el barrio Provincias Unidas donde permanecerán hasta que llegue el repuesto que tal vez deba llegar desde Alemania, para ello esta misma tarde Bruno trabajaba en el tema.
Es el primer percance con el camión en años, contaron a Distrito Interior en un casi perfecto español, el que les permite una fluida comunicación con la gente del continente que considera con la mayor calidez humana, tanto es así que su residencia estable, por ahora y desde hace dos años, es Paraguay el que permite a extranjeros no tener mayores dificultades para obtener la documentación necesaria y la adquisición de bienes como pueden ser una casa o un terreno, contaron.
La travesía por el planeta está llegando a su final porque el tiempo establecido para esta prolongada aventura se está cumpliendo. regrasarán a su casa en el vecino país y luego verán cómo continúan su vida.
La pareja no tiene hijos porque así lo decidieron, la vocación de viajar fue tan fuerte que con ello está todo cubierto, de haber tenido hijos, algo que hubiésemos asumido con absoluta responsabilidad, no podríamos hacer esto. No nos falta nada, sostuvieron.
El rodado, un camión MAN 4X4 especialmente acondicionado, tiene la inscripción «pepamóbil», su nombre se lo deben a su perra, una callejera rescatada en España que los acompañó por años hasta que hace una década atrás en Puerto Madryn comió veneno que una campesina había arrojado, ésta era su casa, por eso la bautizamos de este modo, era inquieta y pasaba horas alejada cada vez que llegábamos a algún lugar, era una gran cazadora, describieron.
Su presencia que no pasa desapercibida llamó en esta ciudad la misma atención que en otras al llegar. Desprendidos para responder las preguntas sobre el camino andado van dejando en cada persona que se interesa por ellos, una filosofía con la que la gran mayoría sueña o al menos piensa, pero rara vez se concreta.