Gral. Villegas: «Damos a conocer la sentencia al abusador de nuestra hija para que nadie más pase por esto»

Los padres de una niña que hoy tiene 8 años, al momento de descubrir el abuso y denunciarlo en enero de 2019 la pequeña tenía 6, relataron lo ocurrido para quejarse de la condena recibida por el adulto, considerada escasa teniendo en cuenta el daño y, principalmente, para que la experiencia que tuvieron no se repita en otras familias.

Como pasa siempre pensamos que no nos tocaría, mucho menos por parte de una persona que «era» nuestra familia, comenzaron relatando.

Este lunes el matrimonio Acuña – Román, padres de la menor, recibieron oficialmente la sentencia que dictó el Juez Hernán José Crespo, condenando al abusador a 2 años y siete meses de prisión, cuya aplicación se deja en suspenso, al encontrarlo penalmente responsable del delito de abuso sexual, luego que las partes acordaran un juicio abreviado, lo que por un lado no permite una pena mayor, tal consta en el escrito, y por el otro se produjo, oportunamente, la admisión por parte del imputado de la autoría del hecho.

Entendiendo que la pena es baja respecto a la gravedad de lo ocurrido, las consecuencias que ello generó (y genera) en la víctima y el entorno y que el condenado continuará en las calles llevando una vida normal teniendo contacto con menores, es que consideraron dar a conocer el caso; «a veces la condena social es mucho más dura que la judicial en ciudades como la nuestra y tiene que servir pata estar atentos a estas cosas, sostuvo Acuña.

Era rutina de la hija ir los viernes a la casa de su abuela materna donde pasaba la noche y era regresada el sábado por la tarde. En ese domicilio vive el concuñado de Acuña junto a su pareja.

Desde siempre la relación familiar entre las partes fue excelente y nunca había existido problema alguno.

Una tarde noche de enero del 2019 su hija que tenía en ese entonces 6 años, juntó coraje, tal como ella misma se lo expresara, y contó a sus padres lo que le estaba sucediendo en esos días de visita desde hacía un largo tiempo. Su tío mientras dormía le tocaba «la cola», entre otros detalles.

A partir de allí comenzó el proceso que concluyó con la sentencia que insisten los damnificados, es baja para la gravedad del delito cometido.

En primera medida la niña fue revisada por su pediatra quien constató señales del abuso, luego fue radicada la denuncia en la Comisaría de la Mujer en presencia de la médica y posteriormente se contrató a un abogado, quien luego de un año de representación no continuó con esa tarea, aunque aún es materia de consulta y permanece en contacto.

Lo ocurrido provocó la ruptura de la familia lo que además dejó a la víctima sin su abuela, su tía a la que tanto quiere y mucho extraña, y sus primos, «pero ella es consciente que es consecuencia de lo vivido. Todo esto pasa mientras el abusador convive con el resto, incluso niños, como si nada hubiera pasado», expresa angustiado el padre.

A su vez agrega detalles de lo que han significado todos estos años al tener que convivir en el mismo pueblo con la persona a la que denunciaron, quien en varias ocasiones los ha provocado y por cuestiones legales no debieron reaccionar. Las redes sociales han sido nuestra aliadas pudiendo allí plasmar imagen e identidad del abusador hasta que nos interpuso una cuatelar y por un tiempo debimos continuar viviendo en silencio con ese dolor. Ha sido un tiempo de mucha angustia», enfatizaron volviendo sobre lo que consideran una pena leve.

Finalmente aclararon que no les resulta grato exponer a la opinión pública una situación tan personal, pero lo consideran necesario para que la gente les hable a sus hijos de los límites que de los que está bien y está mal; de hecho su hija pudo contarlo a partir de las charlas que en ese sentido tenían.

Pensamos que nunca nos va a tocar, que eso pasa a otras personas y el peligro suele estar donde menos lo esperamos, tan cerca como nunca imaginamos, concluyeron.