En medio del dolor por la pérdida de su hija, Enrique Urcola planteó una profunda reflexión sobre las prestaciones del SAME (AUDIO)

Lorena Urcola, hija de Enrique, falleció el pasado 3 de marzo a los 41 años luego de luchar contra el cáncer.

El inmenso dolor de esta pérdida no ha impedido a este reconocido vecino villeguense reflexionar acerca de lo ocurrido a su hija y resto de la familia un día antes del deceso.

Han pasado pocos días del último adiós a Lorena y a pesar de lo difícil que resulta continuar, Enrique reconoce que hay que hacerlo o al menos intentarlo. Más allá de haber atravesado situaciones de duelo con otros seres queridos, éste no se compara con ninguno, fueron sus palabras.

Esta mañana en el programa Las Cosas por el Aire que se emite todos los sábados por la mañana en FM Peregrina (92.9) planteó una profunda reflexión acerca de la función del Servicio de Emergencias Médicas (SAME) local con e que vivieron una experiencia que no debe repetirse.

Es destacar que el servicio no presenta prácticamente objeciones a su funcionamiento, salvo por algunos últimos acontecimientos en los que por decisiones de las autoridades sanitarias/políticas, la ambulancia no estuvo para un vecino que requería traslado a la ciudad de Junín luego de sufrir un ACV, pero sí a los pocos días para el intendente que había contraído Covid y fue trasladado a Capital Federal.

Urcola, precisamente porque su caso se suma a los mencionados es que lo expuso a pesar de la angustia.

Contó que fue recibido por Daniel Cepa, Secretario de Planeamiento y Obras Públicas del actual Gobierno, a quien pudo plantearle lo ocurrido, pero de todos modos sentía la necesidad de hacer lo propio con el resto de la comunidad; por eso accedió a la entrevista con Fernando Cisarello.

El día 2 de marzo, su hija se descompensó gravemente, presentando un sangrado que requería el inmediato traslado a la clínica donde la aguardaba el Dr. Amato Augusto, especialista del dolor, quien la abordaría para que esos momentos sean lo menos dolorosos posible. Ante la extrema situación, su hijo Diego, llamó al 107 de Emergencias, solicitando la ambulancia del SAME para dicho traslado, explicando además que era una urgencia.

la respuesta por parte de la recepcionista, a quien en ningún momento Urcola culpa, por el contrario, reconoce que cumple ordenes, le responde que el SAME no realiza ese tipo de intervenciones dejando a Lorena y su familia directa sin chances. Ante la desesperación la suben a un auto y en estado muy delicado la conducen a la clínica en el asiento trasero.

Minutos después pudo ser atendida y pasadas unas horas, en las primeras de la mañana siguiente falleció.

Sin perder la calma, aunque quebrado por la congoja, Enrique contó que cayó en la cuenta, luego de pasado lo que procede a un sepelio, que la familia es socia de la empresa Previsión Familiar que cuenta con el traslado de enfermos en el radio urbano, pero reconoció con sinceridad, que en ese momento extremo fue algo en lo que no repararon.

El punto en el que se detuvo, y es el que nos invita a que se replanteen las formas y criterios a la hora de un llamado como el que su hijo realizó, independientemente de la cobertura que el solicitante pueda tener o no, e la manera en que se responde, no con los dichos, sino con los hechos.

Lorena no tenía chances y en ese momento contábamos con un vehículo, pero si esto le sucediera a una persona que puede salvar su vida dependiendo de la asistencia de la ambulancia, ¿se pierde una vida?, comentó.

Al margen que General Villegas es un pueblo, más allá de su categoría de ciudad, y que las urgencias no son requeridas con tanta frecuencia o que se dan de manera simultánea de manera reiterada; se debe reconsiderar el criterio con el que se está obrando y se lo debiera hacer de ahora en adelante.

En todo momento remarcó que no tiene quejas ni reproches hacia nadie. Solo pretende que nadie vuelva a pasar por esta situación; razón por la cual, a pesar que no toda la familia estaba de acuerdo con que tome estado público, lo hizo.

Su caso es una invitación a reflexionar pero una obligación a responder por quienes corresponden. No se trata de hacer «rodar cabezas», sino de optimizar y humanizar una prestación crucial que es de todos y debe ser para todos, sin excepción.

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