Opinión: ¿CAMBIAMOS? – Escribe, Pablo Enrique Delgado (*)

No existe una sola clase de cambio. Aludo más allá de que un cambio puede ser para mejor o para peor.
Cambio puede ser una mutación, o una crisis, o una permuta, etc.
Los dos principales lemas de Macri hacia la Presidencia fueron robados de la campaña de B. Obama “Yes we can” (“Sí podemos”) y “Change we can believe in” (“Podemos creer en el cambio”).
Las modificaciones introducidas a nuestro país bajo la administración Macri evidencian que se continúa gobernando para unos pocos, esto es, para los sectores más poderosos de la economía.
La diferencia esencial con el kirchnerismo es que éste daba mayor relevancia al rol del Estado en su accionar social implementando y fomentando la asistencia a los sectores de menos recursos.
Ahora, llegada a la presente situación, manifiesta es la preponderancia de la política neoliberal que le saca el bozal al capitalismo con medidas tales como políticas monetarias restrictivas (aumentar la tasa de interés en pesos, reducir la circulación de la moneda local), políticas fiscales restrictivas (aumento de los impuestos al consumo y disminución de los impuestos a la producción centralizada y los beneficios empresarios. También eliminan planes especiales y disminuyen el gasto público.)

Desregularizan las importaciones por considerarlas positivas para el crecimiento económico.
Eliminan muchas reglas y restricciones proteccionistas de la actividad local, minimizándolas al extremo.
Con ello favorecen la movilidad de capitales especulativos y la flexibilidad laboral que ya se está imponiendo.
En vista de lo señalado es obvio que continuarán con privatizaciones de lo disponible y que aplicarán con mayor hincapié el Outsourcing (tercerización) y la contratación directa.
A esto se le suma el retiro parcial de subsidios que pasan directamente a ser costeados por el pueblo.
Con esto último se pretendía disminuir el dinero circulante y socavar el rol del Estado en sus funciones básicas.
Lamentablemente, ya sea por impericia o por casualidad, nuestros gestionadores económicos lograron una inflación como no se veía desde hace 15 años.
He aquí el por qué de las nuevas medidas que se ve obligado a adoptar el gobierno, mas no lo hace preocupado por el bienestar del ciudadano sino porque sus parámetros macroeconómicos se alocaron.
Pretendieron intervenir para favor de una supuesta “libre empresa argentina” en una funesta determinación y la “libre empresa argentina” respondió (y responde) aumentando sus precios pues en nuestro país lamentablemente no existe tal competencia sino un poder oligopólico.
El mismísimo ultra neoliberal Milton Friedman lo proclamó con anterioridad: “La causa de la libre empresa, de la competencia, es la única que puede mantener a los capitalistas alejados de tener un poder excesivo.”
Recordemos que en el gran libro contable del neoliberalismo lo más importante es que las cuentas cierren prolijas (incluyendo toma de deuda externa) siendo el pueblo simplemente una variable matemática disponible a ser ajustada en menor o mayor medida.
Usted profesional, usted obrero, usted empleado, usted comerciante, es un mero número dentro de esta ecuación.

En el actual mundo globalizado los Estados son secundarios, las disposiciones las toman los grupos económicos, no los gobernantes.
Estamos en medio de una batalla de adinerados a quienes el pueblo no les interesa.
Las fronteras geopolíticas solo existen en los mapas.
La verdadera frontera es entre el capitalismo occidental y el oriental (del cual surge la mencionada actual III guerra mundial librada por etapas, tal como lo denunció el Papa Francisco).
Y la frontera entre el 1% de la población mundial que posee y goza del 99% de la riqueza, y el 99% de la población mundial que hemos de complacernos (¿?) con las migajas que caen de aquél 1% (a usted se lo explican como “Efecto derrame”).
Es imperiosa la intervención del Estado regulando, hasta donde le permitan, la actividad de la cosa pública sin menoscabar a quienes se benefician monetariamente y ayudando a las bases más bajas del pueblo.
Esto último constituye un gran problema para el neocapitalismo pues ancestralmente las clases más bajas de la escala socio-económica se han dedicado a los recursos primarios (agricultura, minería, pesca, ganadería, manufacturas, etc.).
Empero, las susodichas labores ya están siendo absorbidas por las grandes empresas eliminando a quien se interponga.
Digamos que usted puede leer en el periódico que la producción tambera se incrementó un 8% y, por lógica, suponer que a los tamberos les está resultando el negocio.
Pero es simplemente un índice macro; los pequeños y medianos tamberos (prosiguiendo el ejemplo) están en vía de extinción.
Entonces la labor de todo Estado debe ser el de actuar como contrapeso en la balanza injusta de los insaciables poderes empresariales.
Sería como la función de las ADN polimerasas en la replicación como síntesis o, si se lo pretende observar políticamente, sería también una síntesis de la tríada dialéctica hegeliana derivada de Fichte.

La actual democracia imperante deriva de la antigua Hélade.
Tracemos un paralelismo entre aquéllos fundadores, la actualidad política partidaria Argentina y el cambio.

Veamos: Los presocráticos se percataron de que lo que nos rodea es una realidad diversa, que se halla en continua y perpetua transformación (partidos y movimientos de izquierda).

Heráclito considera que todo se halla en perpetuo cambio y transformación dentro de una realidad; el movimiento es la ley del universo (radicalismo).

Parménides de Elea, al contrario, opina que el movimiento es imposible, pues el cambio es el paso del ser al no ser o la inversa, del no ser al ser. Para él esto es inaceptable, ya que el no ser no existe y nada puede surgir de él (conservadores y neoliberales).

Platón supone una especie de síntesis, es decir, una unión o suma de estas dos concepciones opuestas: la de Heráclito y Parménides.

Por un lado tenemos el mundo sensible, caracterizado por un proceso constante de transformación y, por el otro, tenemos el mundo abstracto y perfecto de las ideas, caracterizado por la eternidad y el no desgaste (kirchnerismo).

Aristóteles entiende el cambio y el movimiento como “El paso de lo que está en potencia a estar en acto”, por la acción de las causas. Fundamenta el conocimiento en la experiencia. Una de sus preocupaciones primas fue encontrar una explicación racional para el mundo que lo rodeaba (justicialismo).

Cuando la realidad indica que el cambio es un desarrollo que implica pros y contras concluyentes en la evolución, nos topamos con un mundo virtual de números que solo tienen sustento en retóricas, mas no en lo cotidiano.
El cambio propuesto por Macri ha de ser considerado en la tercera acepción del diccionario RAE.

Es, hasta el momento, la única explicación que le encuentro para considerarlo honesto. Recordemos el postulado de Jean-Baptiste Alphonse Karr: “Plus ça change, plus c’est la même chose”, es decir, “Cuanto más esto cambia, más es la misma cosa”.

(*) Pablo es escritor,Periodista, Ensayista,Terapeuta en Técnicas Transpersonales,Master Superior en el Sistema de Reiki Usui,cursoAbogacía hasta 5° año inclusive en la USAL, fue Secretario Jurídico, 11 años se desmpeño como Auxiliar Docente y 7 años en producción, publicidad, locución y conducción de programas de radios FM.