La muerte de un perro que debe tomarse como un aviso

En la tarde de ayer, el señor Cepeda se enteró de la muerte de su mascota, el cocker negro que apareció muerto luego de caer o haberse metido metido jugando en uno de los tres pozos a cielo abierto que se encuentran en el predio del Ferrocarril, junto a la planta de silos abandonada en la que hasta hace un tiempo funcionó la firma Nidera en el barrio El Molino de General Villegas.

Los primeros días de la semana en el canal local los periodistas advertían acerca de la peligrosidad que representan esas «bocas» ya que habían observado al cubrir un discreto incendio de pastizales en el lugar, como varios niños jugaban alrededor de esas verdaderas trampas llenas de agua y basura que no cuentan con protección alguna (fotos al pie de la nota).

La triste noticia del deceso de la mascota que se encontraba junto a otra perra labradora que sí pudo salir con mucho esfuerzo, debe ser una luz de alerta para las autoridades competentes. De solo pensar que pudo haber sido una criatura de las tantas que se juntan durante el día en ese sitio, otra sería la historia que en este momento estaríamos contando.

Ese sector de la ciudad es permanentemente transitado por las personas que circulan caminando, en bicicleta o con motos hacia un lado y otro de la ciudad, además de ser un atractivo para muchos niños y adolescentes que se encuentran a jugar.

Para muchos puede ser solo la muerte de un perro, pero sin dudas es mucho más que eso.

Al aviso reciente comentado en Cablevisión, se le suma este hecho. Depende cómo se actúe, éste habrá sido el último episodio en ese sitio.